
Helen Keller nació el 27 de junio de 1880, en Tuscumia, Alabama, Estados Unidos. No nació ciega ni sorda, sino como una niña perfectamente normal. No fue sino hasta diecinueve meses después que contrajo una enfermedad que los doctores describieron como una congestión aguda del estómago y el cerebro. Helen no tuvo la enfermedad por mucho tiempo, pero ésta dejó sus huellas: sordera, ceguera e incapaz de hablar. Pero su intelecto pudo más que todas sus limitaciones: a la edad de siete años ya había inventado más de sesenta distintas señas que podía emplear para comunicarse con su familia.



Fue miembro activo del partido socialista, hacía campañas y escribía en apoyo de las clases trabajadoras desde 1909 hasta 1921, apoyó al candidato Eugene V. Debs del Partido Socialista de América en cada una de sus campañas para la presidencia. Sus opiniones políticas se reforzaban por frecuentes visitas de trabajadores. En sus propias palabras, dijo “He visitado talleres donde se explota al obrero, fábricas, barrios afectados. Si no lo podía ver, lo podía oler.”

Helen Keller también se unió a la llamada Unión industrial, los Trabajadores Industriales del Mundo (Industrial Workers of the World, IWW) de orientación entre el sindicalismo revolucionario y el anarcosindicalismo, en 1912 después de sentir que el socialismo parlamentario "se hundía en el pantano político". Helen Keller escribió: "Me convertí en un trabajador industrial del mundo". Helen escribió incansablemente sobre su motivación para el activismo, el que fue motor de su interés por la ceguera y otras incapacidades. Tuvo una larga y feliz vida, muriendo a los 88 años de edad. Hasta hoy es un ícono de la superación y de los corazones fuertes.
(Tomado de Club de Leones Caracas La Pastora).